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La Biodiversidad como objetivo ambiental de la UE y su implicancia en la operación de las compañías
The World Economic Forum’s 2020 Global Risks Report (GRR) a través de su exhaustiva encuesta de percepción de riesgos, situó la pérdida de Biodiversidad y el colapso de los ecosistemas como uno de los cinco principales riesgos en términos de probabilidad e impacto en los próximos 10 años. La pérdida de la naturaleza es un fat-tail risk, es decir, no puede contemplarse con una visión lineal del mundo, pero una vez desencadenado puede tener implicaciones muy superiores a la media.
Los seres humanos somos integrantes de los ecosistemas, y estamos sujetos al aumento del riesgo de ataques de patógenos y de enfermedades zoonóticas como SARS Covid-19, ambos efectos directos de la pérdida de Biodiversidad. La disminución del número de escalones o pasos evolutivos entre los patógenos de un animal y el propio ser humano se acortan proporcionalmente a la reducción del número de especies diferentes disponibles en un ecosistema.
Del lado de los beneficios, asegurar el abastecimiento alimentario y farmacológico de la población mundial están entre las motivaciones más inmediatas de la conservación del Capital Natural y su Biodiversidad. La mejora de la calidad del agua que llega a los acuíferos y el secuestro de CO2 presente en la atmósfera, pueden verse como beneficios indirectos por la propia mitigación del Cambio Climático que aporta la Biodiversidad.
La Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) ha identificado cinco impulsores de la pérdida de la Biodiversidad en su último informe, y son:
- Los cambios del uso de la tierra y del mar.
- La sobreexplotación directa de especies.
- El cambio climático.
- La contaminación.
- La propagación de especies invasoras.
¿Por qué, entonces, las empresas cuidamos poco o nada los impactos que producimos en la Biodiversidad? Según Cambridge Conservation Initiative (en adelante, CCI). “Vivimos en un mundo donde la economía domina la toma de decisiones, pero los valores de la naturaleza son económicamente invisibles; el resultado es una economía global donde la destrucción de la naturaleza es una opción económicamente racional y la conservación de la naturaleza un costo económicamente irracional”. Dicho de otro modo, la invisibilidad económica de la naturaleza está en el centro de la mayoría de los problemas ambientales.
El desconocimiento y la confusión general de gran parte de las empresas sobre la magnitud de la pérdida de naturaleza, su relación con la prosperidad humana y cómo afrontarla de forma práctica, las coloca en una situación inestable por la valoración errónea o inexistente de estos riesgos, frente a los cuales no se están protegiendo, y por ello las empresas están estableciendo previsiones de capital inexactos. Las empresas, sin embargo, pueden conocer la materialidad del riesgo de pérdida de Biodiversidad en el sector o marco geográfico que opera; tanto la generada por la acción empresarial propia, como la de sus grupos de interés. Pueden empezar analizando la ubicación de sus infraestructuras y su interacción con el territorio, hasta evaluar el impacto de cada uno de los aspectos del modelo de negocio sobre la pérdida de Biodiversidad.
Siguiendo el enfoque de los cuatro ejes LEAP (Locate, Evaluate, Assess, Prepare) del TNFD (Taskforce on Nature-re¬lated Financial Disclosures), el procedimiento de identificación de estos riesgos de Biodiversidad puede articularse en los siguientes pasos:
- Localizar interacción.
- Evaluar los impactos y dependencias.
- Valorar los riesgos y las oportunidades del capital natural y de los servicios ecosistémicos.
- Preparar la respuesta a esos riesgos y oportunidades.
Aspirando a la eliminación de barreras para que las empresas, bancos y gobiernos puedan medir sus impactos sobre la Biodiversidad, el Protocolo del Capital Natural fue lanzado en julio de 2016 por la Natural Capital Coalition. Es el primer marco global armonizado para facilitar a las empresas medir y valorar las afecciones positivas y negativas que sus operaciones tienen sobre el capital natural, además de las dependencias que tienen de él. A través del desarrollo y lanzamiento del Protocolo en 2016, se hizo evidente que la complejidad de la Biodiversidad requería más orientación para garantizar que ésta y su papel en la obtención de los beneficios que obtenemos de la naturaleza pudieran reflejarse más fácilmente en las evaluaciones del capital natural de las empresas.
En reconocimiento de estos retos, la CCI ha liderado un proyecto de la Coalición de Capitales para cubrir lagunas y elaborar orientaciones para realizar una evaluación del capital natural que tenga en cuenta la Biodiversidad. El marco del Protocolo abarca cuatro etapas:
- «Por qué» (Marco).
- «Qué» (Alcance).
- «Cómo» (Medir y Valorar).
- «Qué sigue» (Aplicar).
Juntos, la Unión Europea (en adelante, UE) y sus Estados miembros son el mayor donante de ayuda internacional para la Biodiversidad y han hecho una fuerte contribución a los objetivos de movilización de recursos globales acordados por las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (en adelante, CDB) de Naciones Unidas, en Hyderabad. Durante el período 2014-2020, el presupuesto de la UE dedicó 85.000 millones € a combatir la pérdida de Biodiversidad. En general, la contribución a los objetivos de Biodiversidad se estima en 112 218 millones € durante el período 2021-2027, aumentado por fondos Next Generation EU.
Tal y como ha declarado la UE, para detener y revertir las tendencias de deterioro sobre la Biodiversidad, el financiamiento público debe complementarse con una mayor inversión del sector privado. Esto puede incluir financiación específica que apoye directamente la conservación y el uso sostenible, así como otras inversiones que generen impactos positivos mientras apuntan a otros objetivos.
En la UE y a escala internacional se están realizando esfuerzos para mejorar el seguimiento y la notificación de los flujos financieros en apoyo de la Biodiversidad, con el fin de garantizar una movilización y un despliegue eficaz de los recursos.
Taxonomía Ambiental
La Taxonomía Ambiental que ha desarrollado la UE sobre las contribución de las actividades económicas a los objetivos ambientales de la UE para identificar las inversiones sostenibles, es una herramienta para ayudar a inversores, empresas, emisores y promotores de proyectos a navegar por la transición hacia una economía baja en carbono, resiliente y eficiente en el uso de los recursos.
La Taxonomía establece umbrales de rendimiento, denominados «criterios técnicos de selección», para las actividades económicas que:
- Contribuyan sustancialmente a uno de los seis objetivos medioambientales.
- No causen un perjuicio significativo (DNSH) a los otros cinco, cuando proceda.
- Cumplan las unas salvaguardias sociales mínimas. Actualmente, la Taxonomía ha sido desarrollada sobre dos de los seis objetivos ambientales de la UE, Mitigación y Adaptación al Cambio Climático, por lo cual, el objetivo de Biodiversidad se encuentra pendiente de desarrollo, y se planifica la emisión del Acto Delegado correspondiente para el presente año 2023.
Por su parte, se han de tener en cuenta los objetivos del CDB los cuales son:
- La conservación de la Biodiversidad.
- El uso sostenible de sus componentes.
- La participación justa y equitativa de los beneficios resultantes de la utilización de los recursos genéticos.
La Conferencia de Partes (COP) es el máximo órgano del Convenio, el cual reúne a los representantes de todos los países que lo han ratificado (Partes) en convocatorias periódicas que tratan las materias relevantes o urgentes en cada momento. La última convocatoria del mismo, el en el COP15, tuvo lugar el pasado 12 de diciembre de 2022, en Montreal (Canadá), y acordó objetivos prioritarios en Biodiversidad para 2050:
- Protección específica de al menos el 30% de tierras, aguas y océanos.
- Reducir a casi cero la pérdida de ecosistemas de alto valor.
- Reducir un 50% el desperdicio mundial de alimentos.
- Reducir en 500 millones de dólares anuales las subvenciones de actividades que perjudican a la Biodiversidad.
- Movilizar 200 millones de dólares anuales de fuentes públicas y privadas relacionada con la Biodiversidad.
- Reducir un 50% la entrada de especies invasoras en los países.
- Exigir la divulgación de las empresas e instituciones financieras de los riesgos e impactos en Biodiversidad de sus carteras.
Recogiendo lo anteriormente expuesto vemos que, tanto en el marco europeo como en el global, aumenta la exigencia normativa y financiera, así como la supervisión y mitigación de los riesgos relacionados con la Biodiversidad de las empresas, por lo cual, la alineación de las compañías con la Taxonomía UE representa un reto y, a la vez, una oportunidad.
Al ser necesario un cambio sistémico, las alianzas y participación de las empresas con sus grupos de Interés constituyen otra área de oportunidad, ya que impulsan la creación de valor tanto a nivel reputacional, comercial y de mitigación de riesgos corporativos en materia de Biodiversidad. Realizar colaboraciones y participar en iniciativas que establezcan y promuevan las mejores prácticas y la transferencia de conocimiento nutre a las empresas privadas de beneficios colaterales.
Como ejemplo, un huerto urbano en la cubierta de unas oficinas urbanas puede dar trabajo a colectivos en riesgo de exclusión social de su comunidad, a la vez que mejora indicadores de salud de los inquilinos de la oficina por exposición a un entorno biofílico.
Sin embargo, estamos ante un horizonte en que las empresas se verán sujetas, no sabemos si a beneficios financieros similares a los actuales, pero sin duda lo estarán a exigencias mayores de cumplimiento en materia de protección de la Biodiversidad, pudiendo llegar a verse excluidas del mercado financiero, que pasará necesariamente por alinearse con el cumplimiento de los objetivos de protección de la Biodiversidad globalmente acordados.